martes, 28 de febrero de 2017
De rodillas
De rodillas, a sus pies, el mundo se ve de otra manera. Subir la mirada recorriendo esas largas piernas, que van desde los tobillos al cielo, donde se unen, hacen de la escalada toda una aventura. Y esa mera idea de hacer esa subida, sujeto a su piel únicamente por los labios, hace que mi frente empiece a sudar. Curiosa contraposición, ya que mientras mi frente se derrite, la reacción en otras partes es algo más “pétrea”. En fin, todo viaje tiene un primer paso, y para este… me inclino y le beso suavemente los dedos de los pies. Me demoro esperando y deseando su indicación para proseguir que parece que no llega, indicación de que los besos no son mal recibidos y los disfruta.
Cuando ya me he resignado a quedarme en los pies, mi Señora se dirige a mí con su voz autoritaria.
-Perro, puedes continuar, pero mucho cuidado. Ya sabes como es mi piel de delicada-.
Sonrío para mis adentros feliz de poder complacer a mi Dueña. Mis labios van ascendiendo despacio, rozando la suave piel. Siento un cosquilleo de placer que espero que sea reciproco mientras mis ojos ya atisban la parte baja de la minifalda.
-PARA!!!- La voz de mi Dueña suena como un latigazo en mis oídos que hace que me detenga inmediatamente con un sobresalto.
-Hoy tengo ganas de otra cosa que me temo que no será tan placentera para ti como para mí. Hoy jugaremos a los chicos que han sido malos y que tienen que ser corregidos por “las malas”.
Yo escucho atentamente a mi Dueña mientras u escalofrío me recorre por dentro sin saber que tiene mi Dueña en mente. La ignorancia es el peor de los miedos.
-Vete a gatas al mueble de los juguetes y tráeme el flogger, el de 9 tiras. Lo quiero en tu boca y voy a contar hasta 10 para que estés de vuelta. Si no lo consigues atente a las consecuencias-.
Como una bala voy gateando al mueble, pero en mi interior sé que mi Dueña lo ha calculado para que sea imposible que me dé tiempo. La oigo contar hacia atrás en alto y me la imagino con una sonrisa en sus labios disfrutando como los segundos caen como una guillotina sobre el condenado. Y el fatídico CERO se oye cuando me faltan tres metros para llegar. No sé qué es peor, si la sensación de fracaso o la mirada taladrante que mi Dueña me lanza cuando finalmente llego.
Ella se inclina y acaricia mi cabeza para luego retirar el flogger de mi boca.
-Perro, no solo no llegas a tiempo sino que además me das el flogger babado. Que crees que eres, un bulldog? Me temo que esto tendrás que pagarlo. Vamos!! No me hagas perder más tiempo y súbete a la cruz que no tenemos todo el día-. Con la cabeza gacha respondo suavemente. –Si Señora-.
Resignado a mí destino, me arrimo a la cruz donde mi Dueña me ata mirando a la madera convenientemente. Los brazaletes de cuero que cierran mis tobillos y muñecas estiran mis piernas y brazos y atados a la madera parecen salvavidas a los que aferrarse ante lo que va a venir. Los agarro firmemente mientras oigo el ruido de los tacones de mi Dueña. Pego un pequeño bote al sentir su mano acariciándome la espalda, lo que hace que se me ponga la carne de gallina inmediatamente.
Ella se ríe. –Parece que alguien está bastante nervioso hoy-.
-Lo siento Señora- digo avergonzado, aunque en el fondo sé que sus caricias siempre las sentiré como si me traspasase la electricidad.
Ella me pasa los dedos por el pelo como si fuese un cachorro al que hay que tranquilizar y milagrosamente consigue el efecto que persigue. Me siento relajado en sus manos mientras baja la mano por el cuello, la espalda para acabar dándome una palmada en el culo. PLASSS!!!
Noto en mi culo una sensación de calor mientras el sonido de sus tacones se alejan la distancia de unos pasos.
-Bien, perro. No quiero oírte hasta que te dé permiso, entendido?- Si señora- respondo tenso.
De improvisto siento un golpe como si fuese una bofetada en la cara hasta que un segundo después me doy cuenta que es en la espalda por el dolor que siento. Aprieto mis dientes intentando no soltar ni un gemido aunque las tiras de cuero han dejado una lacerante sensación en mi piel. Parece como si se hubiese desgarrado algo. Un segundo impacto cae inmisericorde aunque esta vez no me pilla desprevenido. Arqueo la espalda mientras mis dedos se clavan en los brazaletes de cuero que me sujetan. No sé porque pero mientras el dolor cruza mi cuerpo no puedo dejar de pensar en cómo deseo oir los jadeos de esfuerzo de mi Dueña al azotarme. Esos jadeos como de una tenista sacando. Como deseo confundir en mi mente esosjadeos con los de placer. Y quiero decir confundir y con-fundir, también a fundirlos literalmente todos en uno. Inexplicablemente mi miembro está duro como una roca mientras los azotes caen unos sobre otros dejando mi cuerpo en un torbellino de sensaciones dolorosas.
Mi miedo es que mi mente se nuble y no pueda evitar romper el silencio. Es entonces cuando oigo la voz jadeante por el esfuerzo de mi Dueña. – Muy bien perro. Ya puedes gemir si lo deseas-.
No me hago esperar y entre dientes le doy las gracias a mi Dueña. –GrrraaacciassssssSeeñoooraa-. Me la puedo imaginar sonriendo mientras el sudor le cae por el escote.
El látigo sigue cayendo pero a partir de ahora mis gemidos se funden con los de mi Dueña en una lujuriosa sinfonía. Es como tener sexo a una distancia de tres pasos con tiras cuero de por medio. No me corto gimiendo por la sencilla razón de que sé cuánto le gusta a mi Dueña oírme. Esa sensación de poder que le da el control sobre la-perdida-de-control de su sumiso.
Mis piernas ya no me aguantan más y siento como tiemblan en esa forzada posición. Afortunadamente, mi Dueña ha parado y oigo como respira profundamente. Se acerca a mí y me sorprende dándome un beso en el hombro derecho.No sé porque, en lo lo único que puedo pensar es en que no le moleste el sudor que lo cubre.
tasio de Savy
Perro de Savy
Perro de Savy
Empiezo mi verso en un ladrido,
lo acabo a los pies de una caseta
donde vivo.
Mi paisaje, los pies de mi Dueña,
mas hermosos que el paisaje mas bello
de una serranía adornada en verde
y tejida en seda.
Ladro porque vivo,
vivo porque mi Dueña
así lo decide,
Mientras sueño en perro
mi Ama taconea sobre mi alma
nic de Savy
viernes, 24 de febrero de 2017
Entregado a mi Dueña Savy
Larga espera arrodillado,
manos a la espalda,
unidas por unas dulces esposas,
presencian la llegada esplendorosa
de la propietaria de este sumiso.
Majestuosos pasos da a mi alrededor,
que solo me está permitido ver hacia el suelo
provocando en mí, admiración y respeto,
pues la Diosa se digna a contemplarme,
sumiso, inmóvil y expuesto.
Mi cabeza sufre un tirón,
llueven palabras amenazantes en mis oídos,
que provocan un mar de sensaciones en la mente:
miedo, no, excitación, no, es un cóctel,
que me transporta a la mas absoluta de las entregas.
Dulces azotes golpean mi cuerpo entregado.
A cada golpe me uno a ella,
a través del látigo que magistralmente
produce placer y dolor respectivamente,
a cada uno de los extremos.
Mi rendición está entregada,
mucho antes de librar esta batalla,
pues siempre deseo perder,
para entregar lo mejor de mi,
a quien se merece mi sumisión
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